Friday, January 27, 2006

Extreme makeover

Me aburrí del otro template y lo empezé a cambiar a mano... quedo esta porquería, con mas tiempo la iré mejorando.

Thursday, January 26, 2006

me confieso

Debo confesarlo, soy una analfabeta en lo que respecta al mapa de la querida ciudad de Buenos Aires. Cuando camino, no miro las calles. Si alguien me esta acompañando a algún lugar, no me fijo el camino. Apenas sé las calles que rodean mi casa y algunas del barrio de Belgrano, de tanto moverme por ahi. Me guio a base de referencias, por ejemplo: se que para llegar a la casa de mi mejor amiga debo tomarme el 76 y bajarme en la esquina donde hay una perfumería llamada "Japan Lips". Si cierran el negocio, estoy muerta. No puedo vivir sin el compumap. Cuando voy en colectivo, olvido todo lo que está entre el lugar donde me subo y donde me bajo. Me tomo el 65 más de 3 veces por semana desde hace 5 años, ya que me sirve para ir a mi psicoanalista, a lo de mi novio, a lo de mi ex novio y a lo de 3 amigos y sin embargo no tengo la menor idea del camino que une todos esos puntos. No creo que Argentina termine en la General Paz, principalmente porque no estoy muy segura de dónde queda la General paz. Considero que mi país esta conformado por la Capital Federal, Vicente Lopez (y un poquito mas allá, llegando hasta Martínez), Villa Gesell, Mar del Plata y Córdoba, con algunos páramos desconocidos llamados "otras ciudades de la costa" a los que alguna vez fuí. Todavía me sorprendo cuando descubro lo cerca que estan diferentes lugares de la ciudad que consideraba lejanos. Creo firmemente que el mundo termina en Figueroa Alcorta. Si me llevaron hasta la parada de un colectivo desde la casa de alguien, no tengo la menor idea de como llegar sola.
Se que es un problema, pero no veo la manera de solucionarlo. Se que no estoy sola en el mundo, hay otros como yo allá afuera. Algún día formaremos un club y dominaremos al mundo, eliminando los nombres de las calles y logrando que todos se guíen por referencias.
Sería un mundo feliz.

Wednesday, January 18, 2006

Un profundo análisis de mis vecinos.

No es un tema nuevo, pero es un tema que me gustaría recapitular, tengo mas de un vecino interesante y los que no lo son.... algo les inventaré. (Y no tengo nada mas que hacer y estoy al pedo. Punto final.)


Después de más de 10 años de vivir en el mismo departamento, uno inevitablemente termina conociendo a sus vecinos, o a su mayoría. Son esos seres que comparten el ascensor con uno y lo hacen sentir incómodo. Parece que uno quisiera creer que el edificio le es propio, y la molesta prescencia de otro que vive en el mismo lugar genera la sensación de que hemos sido desplazados.
En mi edificio viven algunos que son dignos de contar, vecinos que llevan a otro nivel eso de "quisiera creer que el edificio le es propio". Primero, el especimen del 6D (yo vivo en el 6A), a la que he bautizado "vecina voyeur" por un infortunado hecho que detallaré a continuación: Vieja solterona, aproximadamente 55 años tirando a mas, algo pasada de peso, anteojos de marco grueso, pelo mal teñido, típica chusma del edificio. Jamás vi a alguien ajeno del edificio con ella, lo que refuerza mi teoría de que vive y se alimenta de la vida social consorcio/barrio. Nunca (y repito NUNCA) cierra la puerta de la casa, salvo cuando no está. Parece que su casa le queda chica, y le parece que lo natural es extender sus límites al pasillo, como si fuera la única persona habitante del piso 6. Esto genera problemas desagradables, como tener que ver a la vieja en bombacha y corpiño, o tener que bancarnos que deje la mitad de los muebles de su casa en el pasillo "porque están pintando". Su ocupación principal es ocuparse de perros ajenos con nombres ñoños como "Brisa" o el increíble "Alambre" (en que estaba pensando el dueño cuando le puso ese nombre al pobre perro????) y alguna que otra vez de gatos, con lo cual, cuando mi abuela empezo a tener problemas para caminar, fue la candidata perfecta para alimentar a mis queridas mascotas mientras estábamos de vacaciones. Resulta que en el verano de 2004 yo decidí ir una semana de vacaciones y la otra volverme a mi casa. La señora sabía muy bien esto, ya que le habian pedido que alimentara a mis gatos por una semana nada más, también sabía el día y la hora de mi llegada. También resulta que en ese momento yo salía con una persona, y esa persona habia ido y vuelto conmigo de Gesell. Cuando llegamos a capital, a eso de las 4am, nos fuimos para mi casa. Como estábamos solos y eramos pareja, hicimos lo que toda pareja haría cuando está sola y con tiempo y ganas. A las 7/8 am, me despierto, habiendome dormido sin ropa al lado de mi novio de turno, y me encuentro con.... mi vecina, parada en la cocina (desde dónde se ve directamente la puerta de mi cuarto, que estaba abierta), mirándome. Una persona promedio, por no decir "normal", hubiera huido de allí instantáneamente, considerando que yo soy perfectamente capaz de alimentar a mis propios gatos y regar mis propias plantas; sumándole a esto la situación incómoda en la que nos encontrabamos. Pero la señora..... me dijo "hola, les doy de comer a los gatos y me voy" y con ese acto me obligó a esconderme en mi propia casa (cerrando la puerta) de un intruso que no tenía nada que hacer allí mas que alimentarse de chismes nada jugosos, ya que era mas que claro que el muchacho era mi novio (ella lo habia visto mas de una vez) y no creo que se haya sorprendido mucho de el hecho de que tuviéramos sexo.

Dejo la descripción de los otros vecinos para otro momento, porque debo ir al banco de una puta vez y con esto les di suficiente material para leer por un día.

¿A dónde van las cucharitas de té? (o como robarle al british medical journal para llenar espacio)

El caso de la desaparición de las cucharitas de té: estudio longitudinal de cohorte.

En Junio de 2004 los autores encontraron que desaparecieron las cucharitas de té de su oficina. Rápidamente compraron otras para reemplazarlas las que en pocos meses volvieron a desaparecer. Exasperados por su imposibilidad de revolver el azúcar del café decidieron responder como epidemiólogos y medir el fenómeno.

Una exhaustiva búsqueda bibliográfica en bases de datos resultó completamente negativa sobre el tema. Ante la falta de referencias se formularon la pregunta:
¿dónde han ido las cucharitas?

El Instituto de investigaciones Macfarlane Burnet en Melbourne cuenta con ocho salones de té, cuatro privados para equipos de investigación y cuatro comunitarios.

Se compraron 54 cucharitas de té de acero inoxidable y otras 16 de mayor calidad. Estas fueron distribuidas en los ocho salones y se hizo un recuento semanal durante dos meses.

Objetivos: determinar la frecuencia de pérdida de cucharitas de té en el lugar de trabajo y como su desaparición se correlaciona con el valor y tipo de las cucharitas.

Diseño: estudio longitudinal de cohorte.

Lugar: Instituto de investigación que emplea aproximadamente 140 personas (Australia).

Sujetos: 70 cucharitas discretamente numeradas ubicadas en salones de té cercanos al instituto y observadas semanalmente duante cinco meses.

Medidas de resultados: incidencia de pérdida de cucharitas por 100 cucharitas/año y vida media de las cucharitas.

Resultados: el 80% (56) de las cucharitas de té desaparecieron durante el estudio. La vida media de las cucharitas fue de 81 días.

La vida media de las cucharitas en salones de té comunitarios (42 días) resultó significativamente más corta que la que se registra en salones asociados a grupos de investigación (77 días).

La frecuencia de pérdida durante el período de observación fue de 360.62 por 100 cucharitas/año. Con esta frecuencia se requerirían 250 cucharitas anualmente para mantener una población de 70 cucharitas.

La pérdida de cucharitas de té en el lugar de trabajo fue rápida, mostrando que su disponibilidad, y por lo tanto la cultura de la oficina en general, se encuentra constantemente amenazada.

Discusión:
Se plantearon varias hipótesis teóricas, desde la existencia probable de un "planeta cucharoide" hacia donde estas viajan hasta las orientadas por la doctrina del "resistencialismo" que indica que las cosas inanimadas están contra nosotros.

Conclusiones:
El alto grado de insatisfacción que genera la falta de cucharitas (encuesta) indica que estas resultan escenciales para la vida de la oficina.

Simultáneamente la rápida tasa de desaparición muestra que su disponibilidad está bajo constante amenaza. La desaparición de las cucharitas y la necesidad de empelar tenedores, cuchillos u otros implementos para poner azúcar o café genera un malestar entre los empleados lo que junto con la pérdida de tiempo empleada en buscar las cucharitas conspira contra la eficiencia laboral.

¿Qué agrega este estudio a lo ya conocido?

El instituto pierde cucharitas de té en una frecuencia den una cucharita por 100 cucharitas/día.

Las personas no tienen control respecto de la migración de las cucharitas.

El escape a un "planeta cucharoide" o el "resistencialismo" son explicaciones igualmente plausibles.

Tuesday, January 03, 2006

Otro año nuevo que se va

Ya pasaron las fiestas, y todas dejan sus anécdotas interesantes atrás... lamentablemente, no tengo ninguna para contar.

Mañana, cuando mi fiebre lectora se vaya un poco, escribo algo interesante.

Adios amigos imaginarios, ojala hayan pasado una buena llegada de las 00:00 de un nuevo año.